MADRID LANGUIDECE
Madrid languidece como un nido de víboras, en hospitales sedientos de muerte, mientras en el Parque del Retiro un pintor plasma la verdad de lo que ven sus ojos. Me gusta la ciudad cuando el tráfico duerme, cuando los transeúntes caminan deshechos de soledad, cuando las prostitutas comienzan a ser bombones y los faroles de los callejones dibujan sombras y siluetas sin nombre y sin dirección. Madrid se filtra en mi interior y siento un nudo en la garganta antes de decirle adiós, pero me llevo una sonrisa escondida y una mirada penetrante, cuando nos curábamos las heridas de la vida sin confesarnos quiénes éramos en medio de la Gran Via que representaba nuestra soledad

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Se me acaba de ocurrir una idea, pero la voy a poner en práctica muy despacio. Pregúntame dentro de unos años...
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