CONSUMIENDO LAS GANAS DE LLORAR
La incertidumbre quebró la soledad que enmarcaba la noche, el sonido de no escuchar nada le interrumpía cada segundo que pasaba, se sintió presa de sus miedos y acorralada por sus titubeos, y entre recuerdos de inviernos rotos, fue consumiendo sus ganas de llorar.

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Se me acaba de ocurrir una idea, pero la voy a poner en práctica muy despacio. Pregúntame dentro de unos años...
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