TEMPESTADES
Las tempestades arrecian insolentes, endurecen las almas malditas, que trepan sin control por la ladera de mis sienes, y se atropellan entre gemidos silenciosos, buscando ecos del ayer. Las hogueras de mis recuerdos, duermen en lechos rotos, cautivos de sueños frágiles, y vientos acordes, a sus hazañas y a sus desgastes, ya no quedan miserias que compartir, con tu adiós todo te lo llevaste.

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Se me acaba de ocurrir una idea, pero la voy a poner en práctica muy despacio. Pregúntame dentro de unos años...
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