BUSCANDO UNOS BRAZOS
Una noche desperté en mitad del frío de tu cama, y de pronto me encontré en plena calle, rodeado del humo de la nada y la espesa niebla de tu adiós. Aunque no lo creas te eché de menos con aquel portazo en mi cara, pero no me dejaste ni la opción de soltarte una lágrima salada. Allí caminé yo, sin rumbo fijo, buscando unos brazos que…me adoptaran, y me dieran calor hasta la próxima madrugada.

Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
Se me acaba de ocurrir una idea, pero la voy a poner en práctica muy despacio. Pregúntame dentro de unos años...
No hay comentarios:
Publicar un comentario