EL CEMENTERIO DEL OLVIDO
Derrapé cien veces en el cementerio del olvido, corrí hacia el infierno con los brazos abiertos, desperté en la tiniebla espesa cada madrugada, me disfracé de viento que se oculta en los caminos. Vagabundo de enseñanzas, errante de malas intenciones, desnudo frente al mundo, te encontré un día en los versos de antiguas canciones. Conviértete en mi escudo, que yo seré tu espada, enfrentemos al destino, que dicen huye de una muerte asegurada.

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Se me acaba de ocurrir una idea, pero la voy a poner en práctica muy despacio. Pregúntame dentro de unos años...
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