OTRA VEZ EL CHE
Navegando por los mares retorcidos de la luz del crepúsculo, no hizo falta que lo advirtieran del peligro, él mismo se fue percibiendo de su extrema soledad, se fue quedando en un camino oscuro, sin estrellas, al final del cual sólo quedaban sus ideas y una tumba con su nombre y apellidos.

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Se me acaba de ocurrir una idea, pero la voy a poner en práctica muy despacio. Pregúntame dentro de unos años...
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