TEMBLANDO DE OLVIDO
Temblando de olvido la encontré una noche de verano lluvioso. Se refugiaba en sus mentiras, pero a mí no me fue capaz de mentir. Yo supe leer en sus pupilas la necesidad que sollozaba su corazón. Naufragaba en el atasco de tres cubatas consumidos y creí entender que me murmuraba llévame contigo y a cambio te regalo mi instinto de ternura, dos versos sin rima, y unos besos sin amor, de esos que dan placer cuando buscas olvidar tus fracasos.

Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
-
Se me acaba de ocurrir una idea, pero la voy a poner en práctica muy despacio. Pregúntame dentro de unos años...
No hay comentarios:
Publicar un comentario