jueves, 13 de junio de 2013

TEMBLANDO DE OLVIDO

Temblando de olvido la encontré una noche de verano lluvioso. Se refugiaba en sus mentiras, pero a mí no me fue capaz de mentir. Yo supe leer en sus pupilas la necesidad que sollozaba su corazón. Naufragaba en el atasco de tres cubatas consumidos y creí entender que me murmuraba llévame contigo y a cambio te regalo mi instinto de ternura, dos versos sin rima, y unos besos sin amor, de esos que dan placer cuando buscas olvidar tus fracasos. 

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