Reseñas:
LAS GARRAS DEL PODER
Nos encontramos ante una interesante novela de ficción
histórica ambientada en los tiempos medievales. Resulta llamativo
cómo ese concepto, el de ficción histórica, es llevado aquí hasta las
últimas consecuencias. La ambientación y la atmósfera, el contexto
social y el retrato que ofrece esta novela de cómo se resolvían los
conflictos dinásticos y políticos en el medievo son plenamente
realistas; ahora bien, el relato en sí es pura ficción. Las garras del poder
es un título que hace presagiar muy a las claras lo que le espera al
lector. Se trata de las luchas sanguinarias e intestinas, en ocasiones
fraternales, por alcanzar el poder. Hoy en día disponemos de
métodos más sofisticados y pacíficos para dirimir las disputas y los
intereses de cada gobierno; pero en el medievo las cosas eran muy
diferentes. Y es justo reconocer que la novela Juego de Tronos, aun
tratándose de una novela de fantasía que no tiene nada que ver con
los tiempos históricos, reflejaba bien la naturaleza de esta clase de
entresijos políticos. Uno de los valores más destacables de Las garras
del poder, además de la cuidada ambientación, es lo bien escrita que
está. En un estilo sobrio y pulimentado, pero plenamente accesible.
Es el principal responsable de que la lectura de un manuscrito de
más de 500 páginas no decaiga en ningún momento. Otro aspecto a
mencionar es el perfil psicológico de los personajes. Esta obra, con
varios personajes principales, tiene también algo de coral; la galería
de secundarios (o no tan secundarios) con una participación
relevante es extensa. Y prácticamente cada uno de estos personajes
aparece construido con firmeza, respetando siempre el colorido y las
complejidades que aporta siempre el alma humana. Lo que queremos
decir es que los personajes, en su mayor parte, son magníficas
creaciones: complejas y verosímiles. Y que sin duda, enriquecen el
resultado final de la novela. Son muchos los implicados en la historia
y cada uno de ellos aspira a alcanzar sus objetivos personales; el tema
principal de esta novela no es sino la ambición y la lucha despiadada
por el poder. Si los personajes no fueran convincentes la novela se
vendría abajo. Se trata de un gran punto a favor que además confiere
a la narración mayor agilidad y dinamismo, con todo lo bueno que
sin duda esto aporta a una novela.
Las luchas dinásticas, los matrimonios de conveniencia, las
alianzas en principio contra natura, el enfrentamiento entre hermanos
o incluso la muerte, dolorosa, por enfermedad en tiempos
medievales quedan expuestos con prístina solvencia. Todos estos
conceptos, y muchos otros, son retratados con tanta habilidad que el
lector casi siente estar presenciando los acontecimientos. Esta novela
tiene algo de experiencia inmersiva para el lector y eso tiene mucho
que ver con la capacidad del autor. El argumento, como no podría
ser de otra forma, es muy realista. La viudez del rey Theodor Horst
le lleva a cumplir con la obligación de ceder el trono a su hija
Suzanne, la primogénita de cuatro hermanos. El conflicto dinástico
que abre en ese momento es de órdago y el viejo rey no está
dispuesto a abandonar el escenario tan fácilmente. A partir de ese
momento da comienzo una partida de ajedrez y una lucha por el
poder que, progresivamente, se irá transformando en un verdadero
baño de sangre. Por cierto, la novela tiene un hondo mensaje a favor
del feminismo y en defensa de la igualdad. La lucha de Suzanne es
también la lucha de una mujer menospreciada, vilipendiada y
humillada en un mundo de hombres. A todos ellos habrá de hacer
frente y, finalmente, prevalecerá. Las garras del poder es una novela de
ficción histórica. Agradará por igual a quienes se acercan a la
literatura en busca de un entretenimiento y a los lectores más
exigentes. Esta obra es un ejemplo de equilibrio entre las
aspiraciones artísticas y el puro disfrute.
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