Soy la sombra de una sombra, una calle dormida a medianoche, una playa sin orilla, una canción sin estribillo. Soy un campo sin siembra, una luna sin estrellas, un destino sin futuro, una mirada perdida. Soy una hoguera sin llamas, una ventana sin persianas, un verso sin rima, un amor sin besos. Soy un sombrero sin cabeza, una caricia que se ahoga, una tierra sin infinito, un callejón sin salida.
Vuelan árboles por mi ventana, mientras la luna se sienta en el alfeizar, contemplando cómo pasan las extravagancias de la vida y cómo se disuelven los azucarillos del destino. Mueren las calles en las madrugadas, mientras las gargantas entonan canciones de amores dormidos, la justicia cae a menudo asesinada, destrozada siempre en el ardor de la batalla.
Un día tomaré esa mochila y partiré como antaño donde me lleve el viento, donde comience el mar. Dejaré atrás caminos, besos, lunas y ciudades. Atravesaré las entrañas, los bosques, los ríos y recorreré la distancia que una mi destino con mi verdad. Me entretendré en las tabernas, en las barras de las cantinas, donde se mezclan sabores y vidas, experiencias y fantasías. Volveré a ser quien fui y me llenaré de sonrisas en cada amanecer que ilumine mi horizonte.
Las calles enfangadas, las farolas parpadeantes, la luna que se asoma tras los sucios cristales. La tormenta enmudece, mil preguntas sin respuestas, el destino se remueve en mi vientre. Las gaviotas ya no vuelan, caminan por los alambres, la vida entre penumbras, parece esfumarse. Y mientras, contemplo el calendario del futuro impredecible, voy atrasando el reloj, que cuelga de la muerte.
Es la vida la mejor medicina, es tu voz la que retumba en mis anocheceres nostálgicos, solo te ofrezco mis manos bajo la lluvia, varias palabras a la deriva y un poema por componer. Es la muerte la peor condena, es la ausencia el olvido más cruel, solo hay un camino de regreso, una excusa para no volver.
Faltan abrazos al otro lado del mar, no quedan paraísos ni
tierras dormidas, te imagino semidesnuda en sueños vagabundos, cierra la puerta
de las fantasías antes de salir, más tarde veremos lo que inventamos, por el
momento hoy me quedo contigo y me cobijo en tu cuerpo.
A veces cierras los ojos y vuelas de un vida falsa, saboreando el gusto del triunfo de tus sueños, escapando de tus primeros pensamientos del amanecer, rebuscando en el regusto dulce de unos labios que te besan en la distancia, colores de horizonte, momentos especiales de un camino por descubrir.
Abrazado al calor de tu desnudez, acaricio tus curvas, tus sentimientos, tu calidez. Me enredo en tu suavidad, mientras acaricio tu espalda y me dejo llevar por el aroma de tu sexo, que sacude mi cuerpo y me hace naufragar entre tu cintura, tus piernas y tu cabello. Me embriago de tu locura candente, de tu suave respirar, me alimento de tus labios, y te abrazo en un silencio que para siempre quisiera perdurar. Me impregno de la lluvia, de tu lluvia, de tu placer, de tu despertar…