BARCA ANCLADA EN LA ARENA

Pasa el tiempo en la desdicha, en la condena. De nada sirve la inmortalidad en la que prevalece el destino. Tan sólo es un barco a la deriva o una barca anclada en la arena de cualquier playa. Ya nada importa. Sólo busco tu silencio, el silencio de la palabra, el susurro de un te quiero que se desliza a través del viento y viaja a través de la nada, cobijándose en el recuerdo y la añoranza. En mis pupilas se dibuja el mar. Tan sólo es agua que viene y va, adentrándose en la muralla que rompe el infinito desierto. Hoy eres memoria, me pregunto qué serás mañana.

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