HIJOS DEL VIENTO
Nunca fuimos todo, tal vez nunca fuimos nada. A veces me pregunto qué somos, quizás hijos del viento arrastrados por cada madrugada. Beso de tus labios, un olvido con aroma a adiós. Recuerdo del ayer, piel con piel entre tus sábanas. Desierto donde perderse para siempre, un camino de ida sin regreso, desde tu ombligo hasta lo más íntimo de tu placer.

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Se me acaba de ocurrir una idea, pero la voy a poner en práctica muy despacio. Pregúntame dentro de unos años...
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