viernes, 7 de diciembre de 2012

EL CRUJIR DEL FUEGO

Sentado frente al crujir de un fuego vivaz, escribo la historia de una noche pasada entre tus brazos. Te conocí surgida de la nada, poesía escrita en alma de mar, en cuerpo de tierra. Los dedos de tus manos dibujaron siluetas, quebraron silencios, desnudaron miradas, ocultaron pasiones, desgarraron infidelidades a flor de piel. Eras tú, deshojando sensualidad, provocando a la sexualidad, conteniendo suspiros, amarrada al deseo, arañando segundos a mi lado. Frente a nosotros no hubo nada, nadie…vacío, silencio…cubierto únicamente por el antojo de besar tus labios, saborearlos, humedecerlos. De repente tu sombra se introdujo en mi alma, y mi cuerpo deseó penetrar el tuyo. Ya no estabas, te habías despedido, dejando en mí un sendero de sueños y un nombre que se vuelve poesía con el crujir del fuego…

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