martes, 25 de diciembre de 2012

GUERRAS DE NIÑOS DE VERDAD

Me escondí del silencio de aquellas bombas que caían sin cesar. Era evidente que la guerra no terminaría jamás. A lo lejos lloraba la ciudad, el cielo aparecía destrozado, la lluvia sólo era de sangre y el mundo se fue quedando sin libertad. No sé en qué momento me quedé sin miedo, sólo sentía deseos de escapar hacia aquella parte del mundo donde un día fui niño, donde un día dejé a mi madre, donde un día me entretuve en jugar, a ser un soldado de la guerra que a la noche, en silencio, no tenía que llorar…

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