miércoles, 27 de marzo de 2013

LA CIUDAD MUERTA

Los olmos del viejo camino se han vuelto mustios, la cabaña del abuelo ya no es lo que era, apenas quedan cuatro tablas en desuso, recuerdos de una vida entera. Los campos de alrededor se secan en la primavera, a lo lejos se observa el campanario de la antigua iglesia, el viento azota con fuerza desde el norte, transportando el polvo de la tierra, ahuyentando melancolías que se presentan desde otra época, donde la tierra era lozana y monumentos hasta sus piedras.

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