martes, 13 de noviembre de 2012

LA INSPIRACIÓN DEL ESCRITOR QUE SUEÑA

Visitar cualquier ciudad del mundo. Enfrentarse de repente a su historia, a su pasado, a sus costumbres, a sus gentes. Sentirse por unos días, unas semanas o un tiempo indeterminado, parte de todo ese conglomerado que lo lleva a uno a sentirse importante por el mero hecho de compartir y ser compartido. Atravesar las vicisitudes que aglomera la oscuridad de las madrugadas. Desprenderse de tu propia realidad y hallarse de repente en un mundo que bien podría estar escrito por el mismo Humberto Eco. Sentir el miedo del frío atravesarte la espalda y clavarse en tus entrañas, tal vez con aullidos que se escuchan a lo lejos, procedentes de las montañas cercanas, miradas que te acechan a través de la espesa niebla, sorprenderse de un carruaje que cruza la noche a toda velocidad, arrastrado por unos caballos que parecen no rozar siquiera el asfalto y dirigidos por un carretero vestido de negro, con sombrero calado hasta los ojos y rostro oculto tras un pañuelo demacrado y humedecido por la nieve que comienza a caer sobre la vieja ciudad. Sentir la necesidad de inventar a través de ese miedo que se apodera del alma. Creerse caballero en un tiempo medieval, o conde en años de eterna crisis, donde la pobreza es tan evidente que hasta el sol parece estar condenado a la miseria, por lo que casi siempre es noche cerrada. Sentirse detective en una ciudad cautivada por sus crímenes, donde el terror se confraterniza con la piedad de las víctimas, y donde cualquiera puede convertirse en asesino y verdugo sin escrúpulos. Ser escritor cuando las bibliotecas cierran sus puertas en la medianoche, cuando los libros polvorientos sólo narran lamentos de tiempos pasados y, sin embargo, lloran por un presente roto y corrompido. Ser el gobernador de un castillo o una fortaleza que se levanta sobre la cima de un terreno escarpado y abrupto, que queda iluminado por las farolas de la noche quejumbrosa y que se refleja sobre las heladas aguas de un río que entierra en su interior leyendas que perdurarán para siempre en los rincones de esta eterna ciudad maldita.

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