domingo, 7 de abril de 2013

LA VIDA QUE NO ESPERA

Sentado en esta silla observo pasar el tiempo, el silencio me acompaña, no sé dónde vivo y mucho menos de dónde vengo. Lanzo mi mirada cansada por el sueño hacia el amplio cristal de la ventana, todavía es de noche, así que esperaré a la madrugada. No tengo prisa, la vida no espera a nadie y la muerte…esa espera con calma. He abierto el baúl de mis recuerdos, y de él has salido dibujada, con aquellos cabellos de oro y un mar verdoso de aguas transparentes en tu mirada. De repente has decidido sentarte a mi vera, contemplar a mi lado los mismos inviernos que nos separan, has acariciado mi mano pero se me ha estremecido el alma. Has apoyado tu cabeza en mi hombro, te has dejado llevar por la tristeza, somos tentación en la penumbra, y nos hemos recostado como antaño, mientras la ciudad sigue avanzando y somos conscientes que ya nadie puede hacernos daño.

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